miércoles, 25 de junio de 2008

La Leyenda de Jardín Florido

Hace un par de semanas escuchando un programa de tangos un vals criollo argentino, el título de una canción hacía alución a un personaje llamado Jardín Florido, la curiosidad me llevó a averigaur sobre él y aquí tengo esta breve eseña

Biografía

Jardín Florido fue el apodo de un popular personaje argentino que se hizo curiosamente célebre por sus actitudes en la ciudad de Córdoba durante la primera mitad del siglo XX. Su nombre real era Fernando Albiero Bertapelle, hijo de inmigrantes italianos y originario de la ciudad de Santa Fe.

Su vida

Trabajó de joven como mesero en las confiterías (cafés o restorantes de alta categoría) más "elegantes" del centro de la urbe.

En 1936 que comienza a llamar la atención a la población citadina, en tal año el político y abogado Aguirre Cámara traba amistad con Bertapelle y consigue que se le dé el puesto de camarero en el Jockey Club cordobés. El Jockey Club era en esos tiempos, en toda Argentina uno de los clubes exclusivos de la "aristocracia". Cuando Bertapelle salía de trabajar lo hacía vistiendo a imitación —casi paródica— de los antiguos personajes de abolengo, esto es: vestido con frac (tuxedo), sombrero de copa y un bastón rematado con una bola de billar de marfil a modo de empuñadura.

Al curioso atuendo le añadía un aún más curioso ramillete de flores que prendía de las solapas, aunque lo más llamativo de todo era su recorrido cotidiano casi ritual, efectuado durante décadas por la calle 9 de julio (entonces la vía más comercial y concurrida de la ciudad); en toda ocasión que se encontraba con una mujer atractiva Bertapelle le decía barrocos piropos, casi gongorinos, genuinos florilegios llenos de curiosa inventiva.

En los años 50s llegó a poseer una cantidad suficiente de dinero como para comprar un automóvil de lujo... al cual adornó con un par de floreros a los costados. El conjunto hubiera sido estéticamente Kitsch si no hubiera estado dentro de un especial contexto: el de la humorada de los cordobeses argentinos, esto es; resultaba curioso y, sobre todo, risueño.
Tales actitudes fueron por él mantenidas hasta sus últimos días por lo que el contraste de sus modos exageradamente refinados y corteses se acentuó al advenir la década de los
60s, época en la cual se producía un cambio de costumbres y de modales, y en tal momento Bertapelle resultó como una nostalgiosa rememoración de épocas supuestamente más inocentes y plenas de galantería.

La existencia de "Jardín Florido" habría sido una de las miles de anécdotas -y acaso de las más intrascendentes- si no hubiera obtenido la categoría de valor simbólico, en este caso el valor simbólico de ser un factor referente para la construcción de identidad de la cultura cordobesa durante el s XX; más aún, pese a su carácter paródico y acaso satírico, "Jardín Florido" significaba, y significa, la emergencia de actores sociales en Argentina: Un hijo de inmigrantes que podía acceder a los estratos medios e incluso imitar -humorísticamente- a los grupos adinerados, en efecto, tras lo grotesco existía un elemento de elegante burla en las singulares actitudes de Fernando Albiero Bertapelle.
Esto explica que a ya casi medio siglo de su fallecimiento sea recordado en letras musicales,
poemas y con modestos monumentos.

Aquí dejo una muestra de ello:




Caballero de ley (vals argentino)


Calle 9 de Julio esquina Rivera Indarte,
corazón elegante de mi docta ciudad
donde late la vida al compás de los gritos
de un lustrín y los versos del cieguito cantor.
Con su paso altanero se acerca un viejecito
que guarda veinte abriles dentro del corazón.
¿Quién no lo conoce? Ahí va Jardín Florido,
en el ojal prendido su infaltable clavel,
el piropo elegante que el caballero brinda
a la cordobesita que acaba de pasar.
La niña se da vuelta y esboza una sonrisa
que es como una caricia para el galán de ley.
Pasaron muchos años y el centro de La Docta
lo vio todos los días sus calles caminar.
Y se fue marchitando el clavel de su pecho.
A la Dama de Negro no pudo galantear.
Galantería fina, piropos respetuosos
quedaron en el aire del centro cordobés
y un clavelito blanco se fue rumbo al olvido,
murió Jardín Florido, caballero de ley.

2 comentarios:

pablo dijo...

Jaja. Yo soy de Córdoba capital (el lugar donde Jardín Florido se hizo reconocido) y justo llegué a este blog de casualidad.Cuando iba al colegio primario nos persentaron algunos personajes y entre esos se encontraba Jardín Florido. Hoy se cumplen 40 años de su muerte.
Saludos, Pablo

Anónimo dijo...

Con un grupo de estudiantes del Profesorado de Nivel Inicial, Alberto Leguizamón, retomamos algunas leyendas de Córdoba para realizar una intervención urbana a traves del arte y escogimos el personaje legendario de Jardín Florido porque es loable reconocer su galantería hacia la imagen femenina más allá de la estética y la moda. ¡Gracias en nombre de muchas mujeres cordobesas por robarnos una sonrisa y seguro hoy algún cordobés inspirado por su fantasma dedica unos segundos para decir algo bonito a una dama de la peatonal!!!!!!Roxana